Llegó a la UBB en 1983, iniciando una vasta trayectoria como docente, investigadora y en cargos gremiales y de gestión universitaria. El crecimiento de nuestra Universidad ha sido enorme, afirma, al reflexionar sobre los años en que ha sido parte de la historia institucional. 

Infancia y vida universitaria

Nació en Curicó. La mayor de seis hermanos (tres hombres y tres mujeres), estudió primero en la Escuela Básica República de Brasil y luego en el Liceo de Niñas de la misma ciudad, destacando por su memoria y su facilidad para aprender. En casa se mantenía también siempre ocupada, colaborando en el cuidado y los estudios de sus hermanos o cumpliendo con las tareas que su padre le encomendaba cada día.

Le iba bien en casi todas las asignaturas –“excepto educación física”, advierte-, pero sus intereses estaban en el área científica y los idiomas. Terminó la secundaria con un 6.9 de promedio y aunque su padre quería que estudiara Arquitectura para que le apoyara en un pequeño negocio inmobiliario que había iniciado con sus ahorros, ella ya tenía decidido que lo suyo era la Ingeniería Civil Química. Postuló a varias universidades, pero tras enterarse de que la Universidad de Concepción otorgaba la beca Enrique Molina al mejor estudiante de cada provincia, asumió el riesgo y optó por matricularse en ese centro de estudios, desechando otras posibilidades que tenía.

Ingresó a la Universidad en 1970 y a poco andar, se dio cuenta de que los estudios superiores no eran lo mismo que el liceo. Le fue mal al comienzo, recuerda, pero no cejó en su empeño. Vivía en el Hogar Universitario y pudo dedicarse completamente a su carrera. Ya en tercer año y aunque algunos cursos eran pesadísimos, se apasionó con los procesos químicos.

Terminó en 1975 y aun sin titularse, con la idea de conocer la labor académica, aceptó un cargo como instructora en el Departamento de Física de la Universidad de Concepción. Poco después comenzó el Magíster en Ingeniería Civil Química en la misma Universidad, grado que obtuvo en 1983. En esos años trabajó como ayudante de graduados, con Ricardo Reich, hasta que la crisis económica la obligó a retornar a Curicó.

El primer Fondecyt UBB

Allí estaba cuando se comunicaron con ella desde la Universidad de Bío-Bío, para que postulara al reemplazo de una docente del Departamento en Ingeniería en Maderas en período de pre y postnatal. Se incorporó a la UBB en junio de 1983 y luego se convirtió en la primera académica de nuestra casa de estudios en adjudicarse un proyecto Fondecyt. En 1985 obtuvo una beca del British Council para cursar un master de investigación (Master of Philosophy) en el Departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Aston, en Birmigham, Inglaterra.

A su regreso a nuestra Universidad, en 1989 y en conformidad al enfoque hacia los procesos industriales de su Departamento, se abocó a aplicar los conocimientos adquiridos en el ámbito de la protección de la madera contra el fuego. Hizo investigación y asistencia técnica y, paralelamente, comenzó a participar en la Asociación de Académicos, impulsando la candidatura a rector de Roberto Goycoolea Infante. Años más tarde, encabezó la directiva de la agrupación gremial.

Liderando proyectos

En octubre de 2000 y hasta 2003 dirigió el Departamento de Ingeniería en Maderas, asumiendo el liderazgo del proyecto Mecesup para la modernización de la formación de profesionales silvomadereros mediante la acción integrada de las Universidades del Bío-Bío y de Concepción. La iniciativa permitió la construcción del edificio que hoy alberga a la unidad – el único que salvó ileso de la inundación que afectó al Campus Concepción el invierno de 2006, cuando estaba por inaugurarse -. Se reformularon además las carreras que impartía el Departamento, dando origen a la Ingeniería Civil en Industrias de la Madera, que actualmente dicta. Asimismo, condujo el proyecto de Chilecalifica orientado a fortalecer la capacitación y la formación técnico-profesional en el área de la madera.

En 2010, es elegida directora representante académica ante la Junta Directiva de nuestra Universidad y, en 2013, se hizo cargo de la nueva carrera de la Ingeniería Civil Química, ICQ. El programa surgió a partir de la iniciativa de la Facultad de Ingeniería de ofrecer alternativas académicas atractivas para los jóvenes y que respondan a las necesidades de la región y el país. Con ese propósito se conformó una comisión que, con el apoyo del Área de Desarrollo de Pedagógico, ADPT UBB, propició la creación de las carreras de Ingeniería Civil Química e Ingeniería Civil Eléctrica, conforme al modelo educativo institucional, bajo el sistema de créditos transferibles, considerando el fortalecimiento del inglés comunicacional y una menor duración de los currículos.

Sustentabilidad ambiental

Ambos programas fueron aprobados en 2012 y ese mismo año, Laura Reyes se hizo cargo de la difusión de ICQ y, a partir de enero de 2013, de la conducción de la Escuela. Un desafío importante, dice ella, refiriéndose a los esfuerzos que demandó la implementación de las asignaturas, la gestión académica y la construcción del edificio de laboratorios de procesos sustentables, entre otros muchos aspectos que implicó poner en marcha una disciplina que no existía en nuestra Universidad.

La nueva carrera tiene un fuerte énfasis en la sustentabilidad de los procesos industriales, a través del acercamiento temprano a las problemáticas del medio ambiente y uso eficiente de la energía y de los recursos naturales.  El cuidado medioambiental es una de las inquietudes de Laura Reyes. Viviendo en Inglaterra observó cómo los ciudadanos se preocupaban del tema y cuando volvió a Chile fue representante de la UBB en las áreas de gestión de residuos domiciliarios y contaminación industrial del Proyecto EULA.

Ha sido también impulsora de la integración de cursos electivos y regulares sobre sustentabilidad en los planes de estudio de los programas del Departamento de Ingeniería en Maderas, fue representante institucional ante el Consejo Consultivo Regional de la ex Corporación Nacional del Medio Ambiente y forma parte del Comité de Sustentabilidad de nuestra Universidad. Además, es una activa promotora de campañas de sensibilización sobre reciclaje, dirigidas principalmente a los estudiantes.

Apuntando siempre a lo mejor

Dentro de sus actividades fuera de la Universidad, integró la directiva zonal del Colegio de Ingenieros y de la Asociación Técnica de la Celulosa y el Papel. No obstante, su quehacer principal ha sido la academia, a la que se ha dedicado con un ánimo y entusiasmo que permanecen intactos.

La titulación de la primera promoción de ingenieros civiles químicos de la UBB marcó para ella el término de un ciclo, tras el cual dejó la dirección de Escuela, pero continúa abocada a la docencia, la investigación y la asistencia técnica a empresas en relación al uso de maderas impregnadas.  En mi trabajo, he tratado siempre de hacer lo mejor para que la UBB se mantenga en un lugar de privilegio, aportando al objetivo de enriquecer el desarrollo social de nuestros estudiantes y potenciar las competencias que requieren, reflexiona. Le gusta lo que hace y la docencia, confiesa, le permite conectarse con los jóvenes, enriquecerse ella misma y entregar sus conocimientos.

A partir de su experiencia, destaca el crecimiento que ha experimentado nuestra institución. Estamos entre las mejores universidades del país en docencia y con el desafío de seguir avanzando hacia mayores niveles de complejidad, sostiene. Recalca igualmente el incremento exponencial de la superficie construida –laboratorios, aulas y oficinas-, el fortalecimiento del equipamiento y los grupos de investigación y, en general, la creciente contribución de la Universidad del Bío-Bío al mejoramiento de la calidad de vida en nuestras regiones. Sería largo de enumerar todos los avances que he podido observar en estos 36 años que llevo en la UBB, manifiesta.

En lo personal, concluye: Mi trabajo ha sido el reflejo del legado de mi familia y, especialmente, de mi madre, que siempre nos dijo que la educación nos ayuda a crecer y ser mejores.